sábado, 16 de mayo de 2009

El refugio de Frei Ruiz-Tagle


Eduardo Frei Ruiz-Tagle había pasado buena parte de los mil días de Allende fuera de Santiago. Recién en junio del '73 había regresado a la capital desde Rengo, tras concluir la construcción de una obra encargada a Sigdo Koppers, la empresa de ingeniería en la que trabajaba desde 1969. Mientras decidía dónde instalarse definitivamente, dormía junto a su esposa, Marta Larraechea, y dos de sus pequeñas hijas en la casa de la calle Hindenburg de su padre. Pero el lunes 10 todo cambia. Su mujer ha viajado a Viña del Mar con sus dos niñitas. Son cerca de las siete de la tarde cuando Eduardo Frei Ruiz Tagle, con sólo 31 años, ingresa a una casa señorial, situada en el número 441 de la calle Gertudis Echenique del barrio El Golf.

Ahí vive su padrino, Clemente Pérez Zañartu, fundador, como Frei Montalva, de la Falange y la DC. Según un miembro de la familia Pérez, su rostro muestra preocupación. El hijo del ex Presidente pide hablar a solas con el dueño de casa. Entra al escritorio, del que es cordialmente invitado a salir Pablo Cabrera Gaete, yerno de Pérez Zañartu. La charla, a puertas cerradas, se extiende por 30 minutos. Eduardo Frei porta noticias inquietantes.

Su padre, el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, también se encuentra a esa misma hora fuera de su hogar. A media tarde, ha recibido una llamada desde Valparaíso. El capitán de la Armada Víctor Henríquez, su ex edecán naval, le ha informado que el día siguiente, por la madrugada, tendrá lugar el golpe de Estado. El ex presidente viene recibiendo hace semanas rumores como ese. Pero esta vez, por alguna razón, decide prestarle atención. Frei opta por cambiar furtivamente de domicilio. Junto a su mujer, abandona su casa en Providencia, se las arregla para burlar la custodia de Investigaciones que lo sigue y se instala en la residencia de su hija Carmen y su yerno, Eugenio Ortega. Nadie debe saber, ordena, dónde pasará la noche. El lugar, en la calle Ascencio de Zavala de Vitacura, es propicio: dos casas más allá se ubica la embajada de Australia. Como nadie sabe en qué terminará todo el día siguiente, lo sensato es tener un "plan de escape".

Eduardo Frei Ruiz-Tagle informa a don Clemente Pérez: el golpe será mañana, lo ha llamado su padre. Pregunta si puede alojar allí.

Se sabe con detalles lo que el Presidente Ricardo Lagos hizo ese martes 11. El golpe lo sorprendió en el baño, mientras se levantaba. Esa mañana partió a buscar a sus hijos mayores, que ya habían salido a clases. Luego pasó por su oficina en Flacso, y desde ahí presenció el bombardeo. Luego tomó rumbo hacia La Reina, donde se refugió en la parcela de la madre de su esposa, Luisa Durán. Lo que hizo Frei, hasta ahora, apenas se sabía.

La familia Pérez Zañartu acomoda a Eduardo Frei Ruiz-Tagle en un dormitorio del segundo piso. Los presentes pasan casi toda la noche conversando, y se levantan temprano para tratar de oír noticias por la radio. El golpe se desata. Los dueños de casa, opositores a Allende como gran parte de la DC, se preocupan. Varios amigos han comenzado a correr peligro. Uno de ellos es Rafael Agustín Gumucio, el ex presidente del partido que ha protagonizado otro cisma al fundar la Izquierda Cristiana (IC).

Ya es 12 de septiembre, y Gumucio está siendo requerido por los bandos militares, que llaman a los principales dirigentes de la UP a entregarse. El presidente de IC ha decidido pasar esos días, ingenuamente, en la casa de su hermano en Providencia. Clemente Pérez decide que su casa es un mejor refugio, parte a buscarlo y lo oculta en una habitación del primer piso. Da, también, una orden: Frei hijo no debe saber que duerme en el mismo lugar que Gumucio. Según un miembro de la familia, que estaba presente esos días en la casa, les preocupa que el invitado informe a su padre y se rompa el secreto sobre el paradero del dirigente.

Frei y Gumucio comparten la misma casa, sin saberlo, por varios días. Mientras, Marta Larraechea sigue atrapada por el toque de queda en Viña del Mar. No verá a su marido durante los próximos tres días, hasta que la Ruta 68 que une Valparaíso y Santiago vuelva a poder transitarse.

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